¿Por qué una vez que rompes la barrera de no gastar dinero y gastas algo de dinero, comienzas a querer comprar comprar comprar?

Es lo mismo que hace que todo lo demás en la vida sea tan adictivo: papas fritas, metanfetamina, brownies. El primer golpe te da emoción, tu circuito de recompensa se ilumina y sientes la conexión entre la acción que acabas de realizar y la recompensa mental que sientes. Tus sentidos están abrumados, es increíble, se siente como la esencia de estar vivo. Entonces quieres hacerlo de nuevo. Y así lo vuelves a hacer, y es … no es lo mismo. Aún está bien. Pero no fue tan alto como la primera vez. Tal vez fue la forma en que lo hiciste. Tal vez fue donde lo hiciste. Deberías hacerlo de nuevo, será genial.

Y así continúas, persiguiendo esa altura que llegó la primera vez que recibiste un golpe, hasta que terminas con una casa llena de gemelos y bisagras de puerta que no necesitas, y seguro que no quieres más. Resulta que acabas de saturarte después de ese primer golpe, por lo que la única forma de sentir esa sensación de nuevo es detenerte durante mucho tiempo. Pero una vez que llegue ese sentimiento, será una pendiente resbaladiza tratar de recuperarlo nuevamente.