Lo dudo mucho.
Invertir es llegar al punto en que simplemente no es manejable por las mentes humanas. Para estimar el valor de una empresa, debe poder agregar una cantidad masiva de información cuantitativa: el balance de la compañía, el balance de sus competidores, el valor de compañías comparables, tendencias macroeconómicas, etc. A medida que esta información se convierte en máquina legible y a medida que mejoren los algoritmos de aprendizaje automático, las máquinas podrán valorar los activos financieros con mayor precisión que los humanos.
Ya vemos signos de esta transición. El inversor más exitoso de los últimos treinta años no es un selector de acciones al estilo Warren Buffet, es Jim Simons, jefe del fondo cuantitativo Renaissance Technologies. Durante el año pasado ha habido muchas quejas sobre cómo la alta correlación entre las acciones ha dificultado la selección de acciones. Pero esto es de esperarse: es más difícil para las personas elegir acciones infravaloradas / sobrevaloradas, porque los fondos de arbitraje estadístico las encuentran primero. Del mismo modo, los operadores a veces se quejan de que el aumento de las operaciones de alta frecuencia ha dificultado la ejecución de grandes operaciones en bloque sin mover el mercado. Una vez más, esto es lo que debe esperar: los algoritmos HFT están diseñados para distinguir entre operaciones con bajo contenido de información (“operaciones de ruido”, por ejemplo, por un inversor minorista) y operaciones con alto contenido de información (por ejemplo, una operación en bloque grande por parte de una persona con información privilegiada) y al precio correspondiente.
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Las apuestas sociales funcionan porque a las personas les gusta ganar y perder con sus amigos. Si apuesto a un juego de fútbol con mis amigos, es divertido hablar sobre mi estrategia y demás. La experiencia de apuestas es una gran parte de la propuesta de valor total: no se trata solo de la ventaja financiera. Por eso me gusta jugar a los dados: es un juego totalmente imbécil, pero ganas y pierdes dinero con tus amigos, y satisface el deseo de suerte y riesgo del cerebro humano. Pero en los mercados financieros, a las personas no les importa la experiencia de inversión. Simplemente quieren ganar dinero comprando activos infravalorados y vendiendo activos sobrevalorados.
En última instancia, a menos que la inversión social ayude a los comerciantes a valorar los activos con mayor precisión que una computadora, no se dará cuenta.